Es posible sentir que se habla en un idioma diferente cuando se camina por los pasillos de una escuela técnica y se escucha la voz de los profesores que hablan de potencias, vectores, frecuencias, equis, íes, alfas y vaya uno a saber qué más. Sobre todo si se viene transitando el camino de las ciencias sociales desde hace unos años. Definitivamente, me resigno a estar frente a un tipo de conocimiento que nunca podré manejar. En esos oscuros mundos de la electrodinámica, los gráficos, los números y letras multiplicados por miles, me metí para dar forma a esta crónica. La escuela en cuestión es
La escuela cuenta con un laboratorio de informática, ubicado el final de un largo pasillo donde uno tiene a un lado ventanas que muestran el pasto crecido de un patio interno y del otro la pared de las aulas decorada con los graffitis de los estudiantes. Si uno observa el tipo de máquinas deduce pronto que no se trata de computadoras último modelo. No se ven pantallas planas, a muchas les falta la lectora de cds, otras están abiertas para ser arregladas, los teclados ya han sido usados por un largo tiempo. Carlos García, el encargado del laboratorio, lo afirma. Son quince máquinas obsoletas, armadas y re armadas muchas veces por él mismo. Según tiene entendido, el gobierno –no sabe con claridad si porteño o nacional-, envió una serie de nuevas máquinas de buena calidad (Hewlett Packard) que comenzarán a utilizarse a la brevedad, lo que habla de una etapa de reestructuración del espacio. Reestructuración necesaria luego de la última inundación que sufrió Buenos Aires: una tapa que hay en el piso de la sala no aguantó y permitió que el agua entrara y cubriera todo el piso, donde se encuentran los enchufes de las máquinas. No había nadie, por suerte.
En uno de los costados de la sala, en el piso, se observan también teclados, monitores, cajas, cables, restos de máquinas más viejas aún que las que usan los estudiantes. Carlos dice que son donaciones, que la mayoría de las veces es basura que se dona en lugar de ser tirado porque así es más barato. Al observarlas, su opinión suena muy verosímil. Con elementos de estas máquinas muchas veces repara las demás. La falta de presupuesto es la principal limitación para el desarrollo y mantenimiento del laboratorio.
El espacio se encuentra abierto para los estudiantes que necesiten utilizarlo durante el horario escolar. Pueden hacerlo mientras no estén cursando ninguna clase y, si lo están, deben tener autorización del profesor. Allí tienen acceso a Internet e impresiones gratis. La disposición es similar a la de las aulas. Las máquinas, con dos o tres sillas cada una, miran hacia el escritorio y e lpizarrón, ya que también funciona como escenario de clases donde un profesor asiste con su curso a dar determinado tema. Cuestión que plantea, muchas veces, otro problema. Al ser una escuela técnica, relacionada a mecánica y electrónica, se utilizan programas de diseño. La obsolescencia de las máquinas atenta directamente contra la calidad del trabajo que puedan desarrollar profesores y alumnos. Los sistemas que se usan (Autocad, por ejemplo) son sistemas muy pesados que ocupan gran espacio, lo que vuelve a las máquinas muy lentas.
Además del laboratorio, la escuela tiene aulas destinadas a talleres o el dictado de materias prácticas donde también hay computadoras, con las mismas características que las mencionadas hasta ahora. Sin embargo, en este caso el uso se reduce al espacio curricular para el que están destinadas y los alumnos sólo las utilizan en el espacio de dicha clase. En el laboratorio se cursa también “Introducción a la computación”, única materia de la currícula donde se enseña específicamente computación.
Carlos comenta también que van a instalarse computadoras en la biblioteca para acercar a los jóvenes a la lectura, ya que se percibe que los chicos ya no leen tantos libros y que su atención se despierta mejor frente a un monitor. Una cuestión que se presenta con respecto a este mismo tema es la distancia de los docentes de mayor edad con respecto a las nuevas tecnologías informáticas. Los jóvenes están relacionados con ellas ya no desde la enseñanza de la escuela, sino desde la vida diaria, lo que puede pensarse, genera un cierto rechazo o temor de parte de estos profesores a utilizarlas como medio de enseñanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario